A grandes rasgos
28 hectáreas de bosques seculares conforman esta escapada de lo urbano al norte de Londres, con una línea de ferrocarril abandonada recuperada como espacio abierto para una variada vida salvaje. Cuenta con un área deportiva en un entorno rural y, además, zona infantil, una cafetería y una cabaña de información para conocer los senderos forestales panorámicos y accesibles.
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